Hombre que supo ser asunto muy serio pal lazo, Relativo Total. Aprendió el uso con un tal Abrojero Morocho, uno de bigotes largos y nocturnos que solía tomar mate parado en el banquito y nunca se supo porqué. Un desequilibrio el hombre, que una vuelta se despilfarró en el boliche El Resorte y se subió al mostrador pa tomarse la cañita, y justo estaban Rosadito Verdoso con una bolsa de higos pasitas y se hizo un festival. Según se comentó esa noche, el hombre había quedado con la costumbre de tomar parado, de una vuelta que cayó por el pago un candidato de la política y se paró en una silla pa la custión del discurso, y quedó de lo más impresionado y lo copió.
Pero asunto calibrado pal lazo, Relativo Total. Pa todos laus del lazo, ya colgau del recado, ya de la empuñadura del facón a la cintura. A las fiestas diba con lazo de siete colores, y a los velorios de lazo negro, por respeto al finadito. Pa entretener a los dolientes, entre café y grapita solía hacer algunas pruebas con el lazo.
Que muchas veces los familiares y amigos se olvidaban del difuntito y lo aplaudían y le pedían otra. Que una vuelta hizo la prueba titulada "De la madeja", y se hizo un laberinto con el lazo y se le entreveraron varios dolientes que no pudieron dir al entierro por falta de tiempo pa desatarlos. Después de ésa no lo dejaban dentrar más a los velorios, y se quedaba jugando con el lazo en la puerta y mucha gente se quedaba afuera pa verlo, y la cosa era tal que al viejo Calamarete Craño lo velaron abajo del paraíso pa no perderse las destrezas del Relativo. Y pa las fiestas era similar, pero con lazos de colores. Los trenzaba él mismo con tientos teñidos en los tonos más imprevisibles y escabrosos como ser los rojos vivos y los violetas lavá lavá. En más de un festeje, en lugar de sacar a bailar yendo a buscar, enlazaba de lejos y acercaba mujer. Que más de una vez le erró a la muchacha y tuvo que bailar con la vieja, cosa que suele pasar en diferentes géneros de la vida. Hasta que una vuelta va y se enamora de una moza de lo más concreta y bonita que tenía los ojos del color del tiempo. En tiempo de crisis se le ponían chiquitos, así que nunca fue de ojos grandes pero eran cómodos pa mirar por la estatura. Regulable la estatura, asegún le calzara taco pa baile o alpargata pal trajín diario. Sin ánimo de molestar, una belleza de muchacha. Y va Relativo Total y se la topa una noche de tormenta y lluvia copiosa (que según comentaba Azulejo Verdoso en el Resorte, se notaba que era una lluvia copiosa por lo igualita a la anterior), y fue a verla y sacar el lazo de la cintura, justo esa noche diba con el de todos los colores.
En el medio de los rejusilos el lazo era un derroche de resplandores y reflejos, y al verlo, a la china se le dibujó en el rostro la diversión del alma. La lluvia le daba brillo, y Relativo hacía chiflar el lazo en el aire, y tanto le hacía un círculo en contra del suelo casi rozando, como lo hacía bailar arriba e la cabeza, o se lo ponía adelante, abierto como la boca de un tunel. Ella, en un solo asombro y en un dejarlo venir sin remedio ni mayor inconveniente, él, sin dejar de armar dibujos con el laxo de los mil colores, se le acercó y la besó con lluvia. Ya no se sabía quién daba las vueltas, cuando en un relámpago el lazo se le escapó de las manos y voló por los aires.
Pa la mañana, ricién había parau de llover y ricién asomaba el sol por entre una nubes, cuando miran así por la ventana, y allá, em el cielo, taba el lazo de colores escapau de las manos pa no molestar el beso. Algunos, de los que nunca faltan, decían que aquello era el arcoiris.
(Juceca)
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